CRISIS EN LA EDUCACIÓN
Por: Mamá Porno
¡Crisis en la educación…! Los universitarios en Chile, los secundarios en
Argentina, los profesores en Suecia, la Academia tiembla, y mientras los departamentos
de idiomas sucumben (en el futuro solo necesitaremos hablar inglés y chino…),
te piden diploma hasta para lavar platos…¡Crisis en la educación! Que si sirve
estudiar Historia, que si hay que aprender a escribir a los tres o a los seis
años, que si la escuela tradicional o Montessori, que si la Enciclopedia Británica
o Wikipedia. La gente despotrica, grita y opina, padres, políticos, educadores
y educandos se expresan, y toda esta locura me puso también a mí a pensar. Y
pensando y pensando, ¡ay, que me da por pensar a veces!, me acordé de tantas
enseñanzas que me dejó la escuela… ¿o es que solamente aprendimos Química
orgánica y a declinar verbos en latín? ¡De tanto está hecha la educación que recibimos!
Yo me acordé, por ejemplo, del Baba. ¿Sai
Baba? ¿Sai Baba en la escuela? No. El Baba era el profe de Lógica, apodado el
Baba por nosotros, vaya a saber cuál era su verdadero nombre de pila, han
pasado tantos Babas por mi vida que me los confundo… Aunque de la cara de este no me olvido, sobretodo de la
cara que ponía cuando ciertas alumnas pasaban al frente a dar lección. No
cualquier alumna, no, el Baba tenía unas favoritas a las que prefería sacar de
la tranquilidad de su banco para llamarlas a dar lección ahí, al frente, al
ladito del pizarrón, expuestas a las caras aburridas, burlescas o interesadas
de la manga de adolescentes que de repente respiraban alivilados porque esta vez no
les había tocado a ellos. El Baba
siempre llamaba a las mismas, la verdad, a las jovencitas víctimas de su
belleza,¡ay, qué duro es ser bella..!, y aprovechaba para parárseles cerquita y
para así –mientras tomaba lección, claro, lo de él era la educación– poder
verlas bien, ver cómo el escote del pristino guardapolvo blanco daba lugar a la
tersa piel, cómo esos cuellos jóvenes se extendían hacia una cabecita
¿pensante? y cómo descendían hacia las profundidades de los senos turgentes de
las adolescentes… ¡Ay, qué firmeza! Qué firmeza la del Baba cuando corregía a
las educandas, y con qué firmeza no dejaba de fijar su ojitos en todo lo que el
guardapolvo permitía adivinar bajo su acartonada textura…. ¿Sabía
la alumna la lección? ¡Qué más da! El Baba se regodeaba y todos los demás
aprendíamos cosas de la vida: lógica
aristotélica y la lógica de un viejo decrépito que aprovechaba la situación
para babearse con sus alumnas. ¿Acaso no
estudió alumna? ¿No sabe todavía los nombres de los modos del silogismo, preciosa
adolescente piel tersa cual durazno maduro energía pura ojos vivaces juventud
divino tesoro cómo me gustaría sentarla en mi falda y explicarle las premisas
en las que piensa un viejo verde baboso como yo cuando le mira el
culo……………………….. ”¡Profesor! ¿Puedo contestar yo? Acá, Profesor, acá, yo…” ”¡No, usted cállese, sigamos
escuchando a la alumnita rica, ejem, a la alumna que está acá al frente”.
¡Eh, pero este es un texto sobre los múltiples aprendizajes de la escuela,
y el departamento de los babosos no estaba reservado a los hombres, joder, que
esto empieza a parecer un relato feminista..! Porque también teníamos Biología,
con una profesora. Y esta profe tenía una clara inclinación hacia los sistemas
reproductivos, de las plantas, de las amebas, de la vinchuca, de todos los
seres vivientes, qué linda ella, digamos que era bastante pro-vida. La profe de
Biología no solo tenía un tema favorito sino que era, además, generosa. Por eso
no nos privaba de su vida privada y salpicaba las clases de manual con sus
propias anécdotas picantes: básandose en
sus vivencias y con una sonrisa cómplice nos explicó que las mujeres teníamos
una suerte de poder entre nuestras piernas con el cual podíamos engancharnos a
un macho para siempre … ¡por medio de un embarazo! “Disculpe, Profe, ¿y la
inocente criatura, qué tiene que ver con los problemas de los adultos?”
“¡Cállese, alumna, ese no es el punto…!” … ¡Cuánta
sabiduría, Profe, cuánta sabiduría…!
Ay, pero la profe, que igualmente no logró retener al marido a su lado,
tenía un alumno favorito al cual no podía evitar tirarle los caballos en plena
clase, con lo cual los demás, espectadores de tal espectáculo contra nuestra
voluntad, íbamos aprendiendo que las mujeres podían ser igual de babosas
que los hombres… Si eso no es igualdad de género,
¡la igualdad dónde está! En todo caso, la profe de Biología, vamos a llamarla Mecha, salió mejor parada porque el
alumnito, ni lento ni perezoso, efectivamente accedió a algún encuentro ex aula con la madura mujer. “Es solo
para divertirse un rato”, explicaban con ojitos soñadores algunos compañeros
varones ante la cara de horror de algunas compañeras mujeres que no podían
entender que el fulano pudiera acceder a transarse a la Mecha que, después de
todo, ¡era una vieja de unos 30 años!
Pero,
bueno, ¡me fui al carajo! Yo tenía que hacer una reflexión profunda acerca de
la educación y acá estoy, ¡yéndome por la tangente del chisme! Mi punto era tal
vez pensar en la educación desde los otros lugares donde también ocurre,
simplemente porque hay seres humanos que se encuentran. O, como decía alguien
que sí sabe de estas cosas, no una pseudo-opinadora desbocada como yo, la
educación es “el territorio donde todo el aprendizaje sucede”. Unos
aprendizajes están, sin duda, menos buenos que otros, ¡pero eso que lo piensen
los expertos! Yo ya aporté lo mío.
“
Para memorizar los modos válidos de la tercera figura, ¿decimos FELAPTON, Profesor,
o era FELLATIO???” …¡Maldición, otra vez se
me mezcló la Biología con la Lógica..!